Una noche más escondidos entre los árboles,
donde la oscuridad es roja y naranja.
Donde las ramas no pueden levantar las cortinas,
esas que tapan la ventana de las miradas de los vecinos,
pero dejan pasar las cálidas estocadas del sol.
Entre el tango, canciones, la atención mutua a las palabras,
el silencio y la libertad de irnos cuando deseemos,
de poder expresar lo que nadie quiere oír,
o lo que todos saben de uno mismo,
pero nadie pregona.
Aunque la esclavitud del tiempo
apriete los grilletes,
siempre es bueno saber que las noches,
duran un promedio de 12 horas en invierno.
Siempre me pregunte que había detrás de los silencios
de las personas, a veces adivino. A veces duele y luego sonrío.
Clara Liz
Fotografía: Angela Bacon Kidwell
Me gusta encontrar en lo que escribiste una especie de observación hacia la intimidad de las personas, sus pensamientos, lo que dicen y callan, lo que sienten y en qué momento.
ResponderEliminarMuy lindo lo escrito, abrazo!
Me encantó amiga!!!!!
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